Televidente televisado

octubre 09, 2015





"El Televidente" corto del año 2008, realizado por Lucas Damino y Sebastián Menegaz



Existe alguna especie de condición en el ser humano que lo lleva, en cierto punto, a la obsesión, la ceguera y el absurdo, y es la necesidad de controlar lo incontrolable. Eso, entre otras tantas fallas, fue alimentado a través de los años por el gran poder de los medios de comunicación. Recibimos de manera constante diversas señales que nos influencian y, sin el debido cuidado, nos determinan.

En el sillón de su casa se encuentra sentado un hombre. Diríamos un hombre promedio, común y corriente, no es ningún héroe. De aspecto desenfadado, en la oscuridad de un pequeño departamento descuidado se lleva un cigarrillo a la boca mientras mira televisión. El televisor es antiguo, y el control remoto no es uno normal.  Hace zapping, parece que nada le interesa lo suficiente, hasta que se detiene en un canal donde otro señor dice que “debemos tomar las riendas del albedrío”. Al no-héroe no parece importarle, pero su postura es casi sumisa; con las piernas abiertas, recostado sobre el sillón y los brazos uno a cada lado. Desde lo planteado por la teoría hipodérmica, se diría que es un receptor pasivo, entregado al estímulo pero sin voz ni voto para cuestionar ese mensaje.

El hombre se levanta del sillón, pone a su tortuga al reparo de la lluvia torrencial, busca una botella de vino, pide pizza. Está un poco molesto porque la vecina está martillando. Su situación parece calma pero cada detalle vale. De repente nota algo diferente en la pantalla del televisor. Es capaz de verse a sí mismo y cada uno de sus movimientos de manera simultánea. Ahora está inquieto y va en busca de lo que parece contener la cámara que lo filma; un foco de luz con el vidrio roto. Se corta el dedo al buscar el dispositivo o lo que sea que está grabando su imagen, y deja de insistir. Vuelve a sentarse en el sillón y mira la pantalla, como si estuviera intentando decodificar lo que sucede, pero no hace nada. Se corta la luz y al instante vuelve, algo cambia otra vez. No solo se ve a sí mismo sino que está viendo lo que ocurrirá dentro de algunos minutos. Intenta cambiar de canal sin suerte, porque todos los canales reflejan lo mismo. Así que el hombre ve su muerte, al ser acuchillado por el repartidor de pizzas. Piensa, va de aquí a allá, hasta que todos los hechos empiezan a ocurrir tal y como los había visto en el televisor. No titubea, no cuestiona lo que ha visto, sino que se comporta tal y como se vio actuar. Esa, cree, es la única verdad y lo único posible. Busca cancelar el pedido, más tampoco lo logra. Finalmente, el repartidor toca la puerta. No piensa que quizás no debería abrirle, no, lo atiende, lo hace pasar y busca el dinero. Puede ver únicamente el rostro del muchacho en un pequeño espejo colgado en la pared, y en lo que cree que es un accionar sospechoso se defiende golpeándolo variadas veces con un bate. El chico está muerto, y no hay señal de un cuchillo escondido. En una última escena, minutos antes el mismo repartidor estaba viendo su destino en el televisor, así que no lleva el cuchillo consigo ahora que sabe lo que le pasaría si lo hacía.

Hay factores sumamente inquietantes en la narración y el primero de ellos sea probablemente el hombre viéndose a sí mismo en su televisor. Si nos recorre un pequeño escalofríos quizás sea porque sabemos que vivimos expuestos. Alguien (por no decir miles o millones) nos está viendo. Y es aquí donde ocurre una contradicción; somos conscientes de que estamos poniéndonos a merced de ojos que nos miran (aunque no del impacto o de su repercusión), y lo hacemos todo el tiempo en diferentes medios. Las redes sociales ayudan a la viralización, o, sin irnos más lejos, al sencillo alcance de todo lo que se postea en internet. Somos, o creemos que somos, según la aprobación de quien nos mira. Vivimos nuestras vidas a través de una pantalla, y pensamos que somos dueños de esa información, que tenemos el control absoluto de lo que ocurre u ocurrirá con ello, o con lo que vemos en televisión, en los diarios. Pero nos descoloca y nos abruma el sabernos genuinamente expuestos, como el televidente al verse y no saber quién lo ve, o por qué está siendo filmado. Somos observados a tiempo completo, y elegimos dentro de una paleta de opciones dadas de arriba. No solo no tenemos el control, sino que respondemos según la aguda influencia de lo que se nos muestra. La teoría de los efectos limitados y la hipodérmica aquí chocan o se fusionan, porque tal vez es mitad y mitad.

Podríamos decir que verdades hay muchas, que no todos percibimos lo mismo en lo que vemos y que  nos afectará de un modo u otro según nuestro contexto. Es por eso que responderemos de manera distinta, como dicen esas otras tantas teorías que ya no nos posicionan como robots manipulables sino como nada más y nada menos que seres humanos que discuten y cuestionan. Sin embargo, según la teoría funcionalista sí estamos frente a un receptor que fue sobre-cargado de información y actuó según eso que sabía. Fue afectado por un modelo bien internalizado: la solución de un conflicto mediante la violencia. El televidente vio que era atacado, y aunque tuvo tiempo para pensar en otra solución su respuesta fue atacar de la misma forma, casi instintivamente. Y, como la teoría de la información indica, el receptor ha perdido el espacio crítico y racional, y se estructuró a una sociedad unidimensional organizada y regida por las nuevas reglas de la tecnología invasiva.  



En definitiva, el corto deja en evidencia una serie de las tantas contradicciones que nos son propias y familiares, y se convierte en un fiel reflejo de nuestro accionar desmedido con respecto de lo que recibimos de los medios y de nuestro modo de decodificar (y decodificarnos). Siendo dueños y poseídos, emisores y receptores, pasivos y activos. A veces más una cosa que la otra.



/ Nota para la materia Análisis de la Comunicación - 2016 /

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1 están opinando

  1. hola Soy Lucas Damino uno de los realizadores de El televidente, he leído tu reseña sobre nuestro corto y me ha gustado mucho, Gracias por ese análisis tan acertado y comprometido con nuestro trabajo, saludos estamos en contacto mi face: Luc Dam

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